MIFRAMI MARIDIAZ NAVIDAD 2010
Diplomado en Espiritualidad Franciscana para Educadores
- Características de la Espiritualidad Franciscana
- Escritos de San Francisco
- Hemos sido llamados para la misión más sublime: educar.
- ¿Qué lo hace a un educador Franciscano?
- Educar con Maestría: Jesús Maestro.
- Ser un educador para la paz
- Pedagogía Franciscana
- Camino de experiencia franciscana del educador.
BICENTENARIO "HORA SANTA 19 DE JULIO/2010"
Cómo va nuestro caminar en la Universidad Mariana
Encuentro Provincial MIFRAMI
Retiro con el grupo MIFRAMI del Santuario de Maridiaz en Pasto.
Orígenes de la Congregación de Hermanas Franciscanas de María Inmaculada
Con alegría comparto el siguiente video que realizamos hace algunos años y en el cual se narra el cómo fueron esos primeros años de las Misioneras Franciscanas de María Inmaculada, gracias al resumen bien logrado por la Hna. Clara Eugenia Cifuentes, el resultado fue el siguiente:
EL DESTIERRO
El grupo MIFRAMI SANTUARIO MARIDIAZ, en su proceso de formación, para tratar el tema del destierro, realizó un taller vivencial del DECIERTO.
Con el objetivo de despojarse de ataduras,actitudes, temores, angustias, apegos en general todo aquello que no le permite tener paz en su corazón, para tener una actitud generosa en el servicio a los demás.
Presentación de MIFRAMI
El saludo de la paz
En contra de lo que muchos piensan, el verdadero saludo franciscano no es "Paz y Bien", que tiene su origen en la anécdota de un peregrino que pasó por Asís saludando a todos de ese modo, antes de que naciera San Francisco. El saludo franciscano, como se explica en este artículo, tiene su origen en el Evangelio, más exactamente en el mandato de Cristo a sus apóstoles y discípulos, de saludar con la paz a todos los que encontrasen en su camino.
Fuente: Jacques Paul, Pace. Il saluto di pace,
Dizionario Francescano, Edizioni Messaggero, Padova 1983.
Para San Francisco y sus compañeros vivir el Evangelio suponía una imitación lo más fiel posible a la forma de vida de Cristo y de los apóstoles, con una destacada predilección por la predicación ambulante. Así, por ejemplo, las palabras que Cristo dirige a los discípulos cuando los envía a misionar son los textos que los franciscanos meditan más ardorosamente, y de los que sacan aquellos consejos consejos que se adaptan directamente a la vida de ellos.
Para San Francisco y sus compañeros vivir el Evangelio suponía una imitación lo más fiel posible a la forma de vida de Cristo y de los apóstoles, con una destacada predilección por la predicación ambulante. Así, por ejemplo, las palabras que Cristo dirige a los discípulos cuando los envía a misionar son los textos que los franciscanos meditan más ardorosamente, y de los que sacan aquellos consejos consejos que se adaptan directamente a la vida de ellos.
Estos versículos evangélicos se incluyen en la trama misma de las Reglas, en el capítulo que habla de la manera de ir por el mundo. En la primera Regla forman ellos solos casi la totalidad del capítulo. Los hermanos debían ajustarse a estos consejos. Así, "en cualquier casa donde entren digan primero: Paz a esta casa. Y permaneciendo en aquella casa coman y beban lo que les pongan delante" (cap. 14). En este texto se puede identificar una cita de San Lucas, restringida, pero exacta en sus palabras. En la segunda Regla la intención es idéntica, pero la redacción es aún más esencial.
A esta paz, dirigida a las casas donde entran los franciscanos, se añade un saludo idéntico para todos los que se cruzan en su camino. Francisco escribe en el Testamento: "El Señor me reveló que dijésemos este saludo: El Señor os dé la paz". Esta práctica va más allá de la prevista en las palabras de envío de Jesús a los discípulos, pues proviene de Francisco y de su inspiración. Podemos pensar que deriva del texto evangélico, y que completa sus recomendaciones. Sabemos igualmente que Francisco, desde los comienzos, empezaba sus sermones deseando la paz: "En cada predicación, antes de transmitir la palabra de Dios al pueblo, les deseaba la paz diciendo: El Señor os dé la paz" (1Cel 23). En 1Cel. y en 3Comp, este saludo de paz al comienzo de la predicación parece conectar con la meditación de los textos evangélicos relativos al envío de los discípulos para la misión, que Francisco ya había descubierto antes. En pocas palabras: los saludos de paz parecen tener el mismo origen y significado.
El significado de estos diferentes saludos de paz sólo se explican en un pasaje de Tres Compañeros. Francisco decía a sus compañeros. "Que la paz que anunciáis de palabra, la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones Que ninguno se vea provocado por vosotros a ira o escándalo, sino que por vuestra mansedumbre todos sean inducidos a la paz, a la benignidad y a la concordia. Pues para esto hemos sido llamados: para curar a los heridos, para vendar a los fracturados y para corregir a los equivocados." (3Comp 58).
La paz que los franciscanos tienen que tener en su boca es la de su corazón. Es la paz interior, la que ellos han conquistado. El escándalo y la ira que ellos podrían provocar si faltaran estas buenas disposiciones, refleja, evidentemente, el vocabulario de las Admoniciones. Escándalo e ira son la realidad de los que no saben conservar la paz... Esta paz que los franciscanos llevan en su corazón es la del comentario de la Admonición 15 a la bienaventuranza de los pacíficos.
Francisco compromete a sus hermanos a anunciar la paz y a dar testimonio de la dulzura, que se convierte en el medio para atraer a todos los hombres a la paz verdadera, a la bondad y a la concordia. Esta finalidad conlleva la reconciliación entre los hombres, en los mismos términos de la paz medieval. El modo que Francisco impone a los hermanos es el que él mismo les había enseñado, haciéndoles cantar el Cántico con una estrofa sobre la paz, cantada en presencia del podestà o regidor de Asís y del obispo. El saludo de paz es el esbozo del mismo diseño. Puede ser el principio del renacimiento espiritual que lleva finalmente a la concordia. La vocación franciscana presentada por Francisco de manera metafórica hace clara alusión a la oveja perdida, es decir, al pecador que se desvía y que necesita reconciliarse con Dios. Las llagas y los miembros fracturados son más bien una evocación de los conflictos humanos y de sus consecuencias: el odio, la ira y todos los sentimientos desencajados de la turbación. Francisco, conscientemente, va sembrando el camino de fermentos de concordia, sabiendo además que sus hermanos son un testimonio vivo de ello.
El saludo de la paz hecho a imitación del Evangelio, como primera palabra que los franciscanos dirigen a los demás, se esfuerza en hacer que el corazón se abra a la paz, es decir, a esa fuerza espiritual interior que es principio de renovación moral y civil. Esta primera palabra pretende hacer entrar en los planes de renovación entre los hombres, mediante la profundización interior y el Evangelio, del que la Orden franciscana da un testimonio colectivo.
Dos textos evangélicos, con sentido probablemente idéntico, parecen permitirnos dos modos de acercarse a la paz. Hay que notar que en Francisco ambos se funden en una misma experiencia de la paz. La paz interior de la bienaventuranza, y la que se proclama en plenitud y se dirige a cualquiera, forman una sola y única realidad.
La coherencia está en el hecho de que Francisco no es un pacificador en el verdadero sentido de la palabra. A él no le compete la obligación de negociar acuerdos, de equilibrar concesiones ni de recibir juramentos. Este papel es noble, pero no es el suyo. A él le corresponde crear las condiciones espirituales que permitan a cada cual tener el empujón necesario para optar por sí mismo a favor de la paz y la concordia. El Evangelio que alimenta esta meditación espiritual consiente también hacer frente a los acontecimientos.
Francisco sabe bien que la paz puede pasar del corazón de sus hermanos al de cada hombre. Él les da una misión de paz cuando los envía de dos en dos a predicar (1Cel 29). Él tiene un plan de paz para el mundo (1Cel 24), y esta empresa abre las puertas del reino de los cielos. El saludo de paz de los hermanos descansa en la experiencia de la bienaventuranza evangélica de los pacíficos. El punto fundamental es, con toda seguridad, esta paz que predomina por encima de todo.
JACQUES PAUL
Publicidad para MIFRAMI
En la Universidad Mariana hemos utilizado los siguientes mensajes para promover la conformación de MIFRAMI, los mismo que pueden contextualizar a los lugares donde se encuentran para iniciar o para enriquecer los grupo con nuevos integrantes. Espero sirvan y me cuenten como les va. Un abrazo a todos.
Llegó MIFRAMI
para laicos dispuestos al servicio.
Primer encuentro: Jueves 6 de mayo, de 4:00 a 6:00p.m. Auditorio Jesús de Nazaret.
“Laicos hombres y mujeres de la Iglesia en el corazón del mundo y hombres y mujeres del mundo en el corazón de la Iglesia” Aparecida.
Llegó MIFRAMI Primer encuentro: Jueves
6 de mayo, de 4:00 a 6:00 p.m. Auditorio Jesús de Nazaret.
Si tienes espíritu misionero ven y participa.
Llegó MIFRAMI Primer encuentro: Jueves
6 de mayo, de 4:00 a 6:00 p.m. Auditorio Jesús de Nazaret.
“Vengan y vean” (Jn 1, 39)
Los invitamos a participar en un encuentro para iniciar el caminar como Laico Misionero Franciscano de María Inmaculada.
El día Jueves 6 de mayo, de 4:00 a 6:00p.m., en el Auditorio Jesús de Nazaret.
MIFRAMI MARIDIAZ - SANTUARIO
A partir de la experiencia de nuestro proyecto "SER INSTRUMENTOS DE PAZ DESDE CADA REALIDAD DE VIDA” les copartimos algo de nuestro caminar.
El mapa de los sueños, para un proyecto de vida, desde una visión Franciscana.
ALABANZA
CONTAGIAR la alabanza. Dando gracias a Dios en todo momento, orando por los que necesitan y por uno mismo.Practicando el perdón y la reconciliación.
ALEGRIA
LlEVAR alegría a los demás.Compartiendo vivencias y experiencias.Practicando el optimismo y pronunciando frases positivas para generar esperanza.
POBREZA
COMPARTIR con Solidaridad.Educando en la actitud de abundancia y agradecimiento a Dios.Renunciando al apego y siendo útil y productivo.
HUMILDAD
Compartir la vida sin arrogancia.Humildad en el éxito y aceptación del error para aprender y cambiar.Siendo autentico y sincero.Con sabiduría para enseñar y compartir con el otro un minuto de vida con calidad.
SENCILLEZ
RESPETAR Y SERVIR a todos los hermanos con sencillez y serenidad.Autenticidad al actuar.Hacer la voluntad de Dios
AMOR A LA NATURALEZA
ADMIRAR Y VALORAR LA NATURALEZA: respetándola Y Alabando a Dios.Educando en el reciclaje,ahorrando la energía y el agua.Cuidando y velando por la salud ambiental y físca.
-DE LA LÓGICA DE ASÍS, AL ESPÍRITU DE ASÍS-
Hno. Ricardo N. Mestre ofs
800 AÑOS DE “VIDA Y AMOR”
Uno de los carismas dados por el Espíritu Santo a la Iglesia y a la humanidad está conmemorando los ochocientos años de su existencia. Nos referimos al legado espiritual de Clara y Francisco, ‘lumbreras de Asís’. La Familia Franciscana está celebrando los 800 años de “vida y amor”. Los franciscanos, hoy más que en cualquier otro momento histórico, tenemos una vocación específica y estamos al servicio de una grandiosa misión. Fue el papa Juan Pablo II quién nos recordaba, en el año 1986, cuál era nuestra vocación y misión hoy. Nos exhortaba así: “Les toca a ustedes franciscanos, en primer lugar y en cuanto tales, dar una respuesta al hombre de hoy, educándolo para una correcta visión y digno uso de las cosas, colaborando en la formación de su conciencia según una disposición interior luminosa y equilibrada. La presencia incisiva de ustedes en tal sentido puede significar mucho para la paz y el progreso de la humanidad y la recuperación de los auténticos valores cristianos. Como hijos del santo de la pobreza evangélica, del hombre de la paz, del amigo de la naturaleza, sean los mejores intérpretes del mensaje lanzado por Francisco y Clara a los hombres de su siglo, mensaje siempre actual por su fuerza renovadora de las conciencias y de la sociedad”.
Fue el mismo Papa Juan Pablo II quién acuño los conceptos de “lógica de Asís” y “Espíritu de Asís”. Desde el año 1986 hasta meses antes de su muerte se refirió al “Espíritu de Asís” como el modelo de “convivencia político-social” en el que el mundo moderno tiene que inspirarse. “El mundo necesita el Espíritu de Asís”, repetía con frecuencia. Actuando desde la “lógica de Asís”, es cómo vamos a ir viviendo en el “Espíritu de Asís” que nos anima, espíritu en el cual los franciscanos, y todo hombre y mujer de buena voluntad, “vivimos, nos movemos y existimos”. (Hch 17, 28) Pero, ¿qué es la lógica de Asís? Es, simplemente, un nuevo modo de pensar, radicalmente distinto a la lógica imperante, inspirado en la experiencia y el legado espiritual de Clara y Francisco de Asís. Es un modo particular de “mirar”, de relacionarnos, de convivir, de habitar. “Es un modo de estar en el mundo”. Es la lógica del corazón y no exclusivamente de la razón. Hermosamente lo dice el Principito, “no se ve bien sino con el corazón, -porque- lo esencial es invisible a los ojos”. Clara y Francisco se atrevieron a vivir desde esta nueva lógica y la sostuvieron enérgicamente hasta sus respectivos “tránsitos”. Era tal la seguridad que tenían en la inspiración divina de dicha “forma de vida”, que ante cualquier sugerencia recibida para que adoptasen alguna “regla” ya establecida o alguna “práctica” religiosa largamente probada, se negaban rotundamente.
Francisco llegó a decir: “...no quiero que me mencionéis regla alguna, ni de san Benito, ni de san Agustín, ni de san Bernardo, ni otro camino o forma de vida fuera de aquella que el Señor misericordiosamente me mostró y me dio…”(EP 68). Y Clara, a su vez, enseñaba esto a sus hermanas: “Y, si alguien te dijere o sugiriere algo que estorbe tu perfección, o que parezca contrario a tu vocación divina, aunque estés en el deber de respetarle, no sigas su consejo, sino abraza como virgen pobre a Cristo pobre” (2CtaCl 17-18).
Seducidos, sugeridos y exhortados a que renuncien y desistan de la “nueva lógica” desde la cual se proponían vivir y adopten la “lógica del sistema vigente”, fueron fieles a la vocación recibida, para alegría de algunos y confusión de muchos. Francisco, firme y claro en su propósito, escribió: “Y después que el Señor me dio hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, sino que el Altísimo mismo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio” (Test 14). Más aún, cuando los reclamos fueron insistentes, afirmó: “Y me dijo el Señor que quería que yo fuera un nuevo loco en este mundo...” (EP 68). Feliz locura que nos mantiene sensatos..! Ya ha sucedido a lo largo de la historia que, pretender vivir desde un paradigma diferente al del sistema vigente, ha sido catalogado como “locura, insensatez y escándalo” por “los sabios” del momento. Y a propósito de esto, no puedo dejar de recordarles que la predicación de los primeros cristianos resultaba en “escándalo para los judíos y locura para los paganos” (1Cor 1, 23) porque subvertía todo un orden social y religioso establecido. Pero, por experiencia, Clara y Francisco, y muchos hombres y mujeres a través del tiempo, supieron que “la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres” (1Cor 1, 25).
La “lógica de Asís” es, finalmente, la “lógica que resulta de una experiencia divina que nos transforma”; no es adherir a una doctrina ni alinearse con algún sistema de pensamiento. Es vivir radicalmente la propuesta de la “hermandad universal fundados en el amor de Dios”, y esa “forma de vida” se vuelve “revolucionaria” sin más. En Francisco, no fue su doctrina sino su vida la que fue convincente y desafiante. Este fue y es su testimonio implacable. En palabras del Papa Benedicto XVI, siendo todavía Prefecto de la Congregación de la Fe: “En toda la Historia no hay ninguna crítica tan tajante ni más aguda a la Iglesia, que la hecha por Francisco a través de su forma de vida”. Él es lo que él vivió. Esto es lo increíblemente humano en él, que atrajo a tanta gente en su época, y que sigue hoy en día entusiasmando a tantos. Cabe aclarar que lo que aquí se dice de Francisco, es igualmente aplicable a Clara, “su alma gemela”, porque, en palabras del Papa Juan Pablo II, “...es difícil separar éstos dos nombres: Clara y Francisco…
El binomio Francisco-Clara es una realidad que solo se entiende con categorías cristianas, espirituales, del cielo…”(Del discurso improvisado a las Clarisas de Asís). Vivir desde la “lógica de Asís” exige una verdadera conversión, “metanoia” – en lenguaje bíblico–, exige mudar nuestra manera habitual de pensar, cambiar nuestra óptica, nuestra manera de ver el mundo; ‘ensayar’ un nuevo modo de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás, con la creación y con el cosmos.
Solo así podremos hacer realidad un nuevo modo de convivencia fraterna y social. Por tanto, el franciscano vive una espiritualidad que, como un gran árbol, nutre en Cristo sus raíces pero en sus ramas, todos “los pájaros del cielo pueden cobijase a su sombra”. (Cfr. Mc 4, 32) Tenemos una tradición que es patrimonio de la Iglesia y de la humanidad, y todo ello configura nuestra manera de ver, de sentir, de pensar, de sufrir la realidad, “nuestra modo de ser y de estar en el mundo”. Y, puesto que el franciscano tiene una cosmovisión determinada por los elementos antes enumerados, para sumergirse en esa realidad, para adentrarse en la “lógica de Asís”, experimentar su profundidad y descubrir su sentido, dispone de un estilo propio, de una pedagogía particular que le ayuda a iniciar y a desarrollar esa búsqueda y la propone a los demás. Tal “estilo educativo-pedagógico” es el gran aporte que hoy, a 800 años del inicio de ésta aventura evangélica iniciada por los “Pobres de Asís”, los franciscanos podemos y debemos ofrecer.
En este sentido, la “la fraternidad franciscana en sí misma es un acto profético”, cuando se es fiel al carisma de la hermandad. Es en el ámbito de las fraternidades dónde ensayamos el nuevo modelo de convivencia social, viviendo desde la “lógica de Asís”. La fraternidad es como el “microcosmos” social dónde sentamos las bases para vivir esta propuesta evangélica en el “macrocosmos” de la sociedad toda, porque como bien dice Jesús: “El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho” (Lc 6, 10). En este punto no nos podemos engañar, si no somos capaces de forjar “el hombre nuevo” en el ámbito propio de nuestras fraternidades –en lo pequeño–, será casi imposible hacerlo en la jungla del contexto social actual –en lo mucho –, donde prevalece la “lógica del ego”.
La propuesta de la mística franciscana está abierta, no sólo a los cristianos en general, sino también a todo hombre y mujer que sienta el deseo sincero de forjar un mundo más humano, pacífico, fraterno y solidario. “El cristiano del siglo XXI será místico o no será cristiano”, decía el gran teólogo Karl Rahner. Yo me atrevo a decir: “El hombre y la mujer del siglo XXI serán místicos o no serán”. La mística es "experiencia amorosa"; que se realiza en el encuentro con Dios, ésta invade la intimidad de la persona, se adueña de su vida y se convierte en la fuerza más determinante del alma. Desde esa experiencia, todos nuestros pensamientos, sentimientos y acciones son guiados por la voluntad amorosa de Dios. ¿No fue esto, acaso, la experiencia de Clara y Francisco? Y es en este sentido que los franciscanos, desde nuestro secular patrimonio teológico-espiritual, tenemos mucho para ofrecer, para proponer, para brindar. Será así que, nuevamente, “el Espíritu de Asís” soplará sobre la faz de la tierra, inaugurando “la era de un nuevo y renovado humanismo franciscano”.
PAZ Y BIEN
Regalos Franciscanos de Pascua
II Encuentro Congregacional de MIFRAMI
Poesia Franciscana sobre la realidad
Poesía Franciscana - Para reflexionar sobre los contextos y realidades